Hace un año había escrito mi última entrada, pensando que algo se estaba moviendo, con más esperanza que verdadera constancia de ello, por lo imperceptible.
Ante nuestros ojos tenemos una escalada en atrocidades y agresiones hacia la humanidad: pobreza, hambruna, militarismo, guerra, destrucción del medio ambiente. Una minoría que se hace cada vez más rica y oprime a una mayoría. En los países de la Europa desarrollada están aumentando los desequilibrios territoriales y de clase. De una forma progresiva nos someten en lo económico, nos arrebatan nuestras conquistas sociales y laborales, atropellan nuestros derechos políticos y subvierten la democracia formal convirtiéndola en una oligocracia (una democracia en manos de una oligarquía) con un retroceso generalizado en lo que algunos autores vienen señalando como la latinoamericanización de Europa. En la Unión Europea la irritación y el descontento han ido en aumento.
En España, desde el giro a la derecha del gobierno socialista muchas movilizaciones, tanto sectoriales o convocadas por plataformas fueron canalizando a los diversos sectores afectados, que culminaron en una huelga que por primera vez aunaba al conjunto de los sindicatos y los movimientos sociales. Pero una burocracia sindical, incapaz de ver la profundidad de esta crisis y su propio papel histórico, y cuyos dirigentes perdieron esa la oportunidad para ser los interlocutores de los trabajadores y los ciudadanos dejó al conjunto de la izquierda, maltrecha, y a los ciudadanos, irritados y con el solo equipaje de la más absoluta indignación.
Finalmente se ha visibilizado aún más el descontento ante lo que es una intolerable desvergüenza de los gobernantes actuales del PSOE y el PP y su incalificable sumisión a los mercados, a los banqueros y a los causantes de la crisis y ante su desfachatez al hacer recaer la crisis sobre los trabajadores, sobre los sectores más desfavorecidos y dejar que se sigan enriqueciendo los causantes de la crisis.
Este descontento que iba eclosionando se ha hecho un grito: el día 7 en “Juventud sin Futuro”, el día 15 en la manifestación y posteriormente en la Acampada en Sol.
En el Parlamento, salvo alguna excepción (la izquierda parlamentaria), la oposición defendía lo mismo que el gobierno pero con una brutal hipocresía mostrando su pública reprobación hacia el gobierno, pero ocultando su fruición, a la espera de que el gobierno caiga como fruta madura.
Lejos de cumplir su programa el gobierno se ha sometido a los criterios de quienes han causado esta crisis, por ello con los recortes, con sus medidas y sus acuerdos asfixia a los trabajadores y a los sectores populares a los que amenaza permanentemente, cierra el futuro próximo y el lejano, abocando a amplios sectores a un porvenir incierto, de desempleo, empleo precario, pésimas condiciones laborales y salariales, a unas pensiones de miseria, para el que las tenga, a la proliferación de la economía sumergida y a un subsistir “como se pueda”, a la expulsión de millones de jóvenes de la economía productiva y sin alternativa de futuro, a llevarnos desde el punto de vista económico a una recesión.
Como consecuencia de la crisis y las medidas tomadas se está fragmentando a la sociedad, entre los que están dentro del sistema y los que serán expulsados permanentemente de él. Jóvenes sin futuro, mujeres y hombres de más de 50 que han luchado por conseguir derechos sociales, laborales y sindicales, gentes de 30 y 40 que ven peligrar las pensiones o los derechos a la sanidad, la enseñanza, y el futuro de sus hijos, todos lacerados por esta agresión brutal de carácter neoliberal: medidas como la reforma laboral, la Reforma del sistema de pensiones, la mercantilización de la educación pública, la privatización de la sanidad y el desmantelamiento de los servicios públicos.
En lo político la situación es grave porque se está produciendo la quiebra del sistema democrático, al someter las decisiones tomadas en las urnas al criterio de los mercados, y porque se pone de manifiesto la crisis del sistema electoral, cuestionado por los ciudadanos.
En lo económico se han dejado a tantos ciudadanos y ciudadanas tan asfixiados, tan abrumadas que no tienen ya nada que perder.
El sábado se convocaron múltiples asambleas en los barrios y pueblos de Madrid. En el Parque V Centenario de SMV alrededor de 100 personas estuvieron reflexionando sobre las principales cuestiones que tanto les están afectando.
Lo que sí es cierto es que una ley electoral injusta está subvirtiendo nuestra democracia, invalidando las decisiones de millones de ciudadanos cuyas voces no encuentran representación en el parlamento, las comunidades autónomas, el senado y los ayuntamientos. Además los partidos que actualmente se turnan en el poder se han blindado contra la posibilidad de un posible recambio.
Lo que se ha propuesto con medidas como la reforma laboral, la Reforma del sistema de pensiones, la mercantilización de la educación pública, la privatización de la sanidad y desmantelando los servicios públicos, no va a suponer una salida a la crisis, es una agresión brutal que deja sin futuro a los jóvenes, condena a la miseria a gran parte de la población abocando a amplios sectores a un porvenir incierto, hace recaer la sus consecuencias sobre los trabajadores y los sectores más vulnerables, mientras se siguen enriqueciendo los causantes de la crisis, llevándonos en lo económico hacia la recesión.
Los mercados nos están robando la democracia. Ya lo dijo con una gran lucidez Saramago, en el vídeo que enlacé con motivo de su fallecimiento: los mercados nos están imponiendo sus criterios económicos, superponiéndose a las decisiones que los ciudadanos toman en las urnas.
Hace tiempo murmuré la frase atribuida a Galileo cuando tuvo que abjurar de sus principios, "Eppur si muove o E pur si muove"...y sin embargo se mueve", con el convencimiento interno de que tanta alevosía no podía quedar sin respuestas.
Ante nuestros ojos tenemos una escalada en atrocidades y agresiones hacia la humanidad: pobreza, hambruna, militarismo, guerra, destrucción del medio ambiente. Una minoría que se hace cada vez más rica y oprime a una mayoría. En los países de la Europa desarrollada están aumentando los desequilibrios territoriales y de clase. De una forma progresiva nos someten en lo económico, nos arrebatan nuestras conquistas sociales y laborales, atropellan nuestros derechos políticos y subvierten la democracia formal convirtiéndola en una oligocracia (una democracia en manos de una oligarquía) con un retroceso generalizado en lo que algunos autores vienen señalando como la latinoamericanización de Europa. En la Unión Europea la irritación y el descontento han ido en aumento.
En España, desde el giro a la derecha del gobierno socialista muchas movilizaciones, tanto sectoriales o convocadas por plataformas fueron canalizando a los diversos sectores afectados, que culminaron en una huelga que por primera vez aunaba al conjunto de los sindicatos y los movimientos sociales. Pero una burocracia sindical, incapaz de ver la profundidad de esta crisis y su propio papel histórico, y cuyos dirigentes perdieron esa la oportunidad para ser los interlocutores de los trabajadores y los ciudadanos dejó al conjunto de la izquierda, maltrecha, y a los ciudadanos, irritados y con el solo equipaje de la más absoluta indignación.
Finalmente se ha visibilizado aún más el descontento ante lo que es una intolerable desvergüenza de los gobernantes actuales del PSOE y el PP y su incalificable sumisión a los mercados, a los banqueros y a los causantes de la crisis y ante su desfachatez al hacer recaer la crisis sobre los trabajadores, sobre los sectores más desfavorecidos y dejar que se sigan enriqueciendo los causantes de la crisis.
Este descontento que iba eclosionando se ha hecho un grito: el día 7 en “Juventud sin Futuro”, el día 15 en la manifestación y posteriormente en la Acampada en Sol.
En el Parlamento, salvo alguna excepción (la izquierda parlamentaria), la oposición defendía lo mismo que el gobierno pero con una brutal hipocresía mostrando su pública reprobación hacia el gobierno, pero ocultando su fruición, a la espera de que el gobierno caiga como fruta madura.
Lejos de cumplir su programa el gobierno se ha sometido a los criterios de quienes han causado esta crisis, por ello con los recortes, con sus medidas y sus acuerdos asfixia a los trabajadores y a los sectores populares a los que amenaza permanentemente, cierra el futuro próximo y el lejano, abocando a amplios sectores a un porvenir incierto, de desempleo, empleo precario, pésimas condiciones laborales y salariales, a unas pensiones de miseria, para el que las tenga, a la proliferación de la economía sumergida y a un subsistir “como se pueda”, a la expulsión de millones de jóvenes de la economía productiva y sin alternativa de futuro, a llevarnos desde el punto de vista económico a una recesión.
Como consecuencia de la crisis y las medidas tomadas se está fragmentando a la sociedad, entre los que están dentro del sistema y los que serán expulsados permanentemente de él. Jóvenes sin futuro, mujeres y hombres de más de 50 que han luchado por conseguir derechos sociales, laborales y sindicales, gentes de 30 y 40 que ven peligrar las pensiones o los derechos a la sanidad, la enseñanza, y el futuro de sus hijos, todos lacerados por esta agresión brutal de carácter neoliberal: medidas como la reforma laboral, la Reforma del sistema de pensiones, la mercantilización de la educación pública, la privatización de la sanidad y el desmantelamiento de los servicios públicos.
En lo político la situación es grave porque se está produciendo la quiebra del sistema democrático, al someter las decisiones tomadas en las urnas al criterio de los mercados, y porque se pone de manifiesto la crisis del sistema electoral, cuestionado por los ciudadanos.
En lo económico se han dejado a tantos ciudadanos y ciudadanas tan asfixiados, tan abrumadas que no tienen ya nada que perder.
El sábado se convocaron múltiples asambleas en los barrios y pueblos de Madrid. En el Parque V Centenario de SMV alrededor de 100 personas estuvieron reflexionando sobre las principales cuestiones que tanto les están afectando.
Lo que sí es cierto es que una ley electoral injusta está subvirtiendo nuestra democracia, invalidando las decisiones de millones de ciudadanos cuyas voces no encuentran representación en el parlamento, las comunidades autónomas, el senado y los ayuntamientos. Además los partidos que actualmente se turnan en el poder se han blindado contra la posibilidad de un posible recambio.
Lo que se ha propuesto con medidas como la reforma laboral, la Reforma del sistema de pensiones, la mercantilización de la educación pública, la privatización de la sanidad y desmantelando los servicios públicos, no va a suponer una salida a la crisis, es una agresión brutal que deja sin futuro a los jóvenes, condena a la miseria a gran parte de la población abocando a amplios sectores a un porvenir incierto, hace recaer la sus consecuencias sobre los trabajadores y los sectores más vulnerables, mientras se siguen enriqueciendo los causantes de la crisis, llevándonos en lo económico hacia la recesión.
Los mercados nos están robando la democracia. Ya lo dijo con una gran lucidez Saramago, en el vídeo que enlacé con motivo de su fallecimiento: los mercados nos están imponiendo sus criterios económicos, superponiéndose a las decisiones que los ciudadanos toman en las urnas.
Hace tiempo murmuré la frase atribuida a Galileo cuando tuvo que abjurar de sus principios, "Eppur si muove o E pur si muove"...y sin embargo se mueve", con el convencimiento interno de que tanta alevosía no podía quedar sin respuestas.
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