domingo, 6 de junio de 2010

8 DE JUNIO: Luchar contra el capitalismo o disputar por las migajas.



La balsa de la Medusa se convierte en una metáfora y en la premonición de nuestro futuro inmediato. Atacados por el FMI, el Banco Central Europeo y esa especie de entelequia que se ha denominado “los mercados”, pretenden arrojarnos hacia un futuro incierto donde los trabajadores estamos siendo desprovistos de los derechos laborales, uno de ellos, el derecho de negociación colectiva.



Este ataque tiene como objetivo debilitar a la clase trabajadora para eliminar cualquier tipo de defensa frente al empresario y pueda así aumentar la explotación hacia los trabajadores españoles, haciéndose extensivo hacia el conjunto de los trabajadores europeos.



El aumento de la explotación será el mar embravecido del cuadro, frente al cual la clase trabajadora nos convertiremos en esos náufragos que luchan por la supervivencia.



El cuadro de Géricault, se basa en la historia real del naufragio sucedido en el siglo XIX en las costas africanas. Rescatados agonizantes, los escasos supervivientes relataron el infierno en que degeneró su convivencia cuando, abandonados a su suerte y, víctimas de la desesperación, se devoraron unos a otros y lucharon a muerte por un mínimo espacio vital.



En España las medidas de recorte de la inversión pública, la pérdida de poder adquisitivo de estos trabajadores, el socavamiento del estado del bienestar, el plegamiento hacia el gran capital, constituyen una de las mayores agresiones a la clase trabajadora española y europea. Convertidos en náufragos, seremos incapaces de defendernos solidariamente y, debilitados, estaremos a expensas de las embestidas del gran capital empeorando nuestras condiciones sociales y laborales.



Pero lo que es muy grave es la vulneración de los convenios suscritos. El gobierno socialdemócrata de Zapatero ha sentado un peligroso precedente cuando, de forma unilateral, se ha saltado el convenio suscrito con los empleados públicos. El ataque hacia el derecho constitucional de Negociación Colectiva (reconocido en la Constitución Española, art. 37.1, y recogido en el Convenio 98 y 154 de la OIT, también para los empleados públicos) es uno de los ataques más virulentos hacia los derechos de los trabajadores. El objetivo último es demoler una de las fronteras que nos salvaguardan frente al abuso de los empresarios, desautoriza los sindicatos socavando su poder de negociación y desprecia el carácter vinculante de los convenios (reconocidos en las leyes) Debilitar de esta manera a la clase trabajadora solamente contribuye a legitimar al capitalismo salvaje y favorecer el aumento de la explotación.



Buñuel se inspiró en la obra de Géricaud, cuando en El Angel Exterminador nos relata la parálisis de los protagonistas burgueses, incapaces de abandonar la casa y protagonizar su propia salvación. Sólo nosotros el conjunto de los trabajadores, españoles, europeos, defendiendo nuestros derechos, seremos capaces de presionar al gobierno en sentido contrario, y hacer frente a esta amenaza. No podemos convertirnos en víctimas, dejándonos arrastrar por los oscuros intereses de eso que llaman “los mercados” y no es otra cosa que el capitalismo más salvaje.



Derecho Constitucional de Negociación Colectiva reconocido en la Constitución Española (art. 37.1)

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